Vendrás... una vez más
desde tu oculta guarida
a conquistar mi territorio
y no encontrarás resistencia
ni ejército que te contenga...
No importará que devastes
los campos de ilusiones,
ni que incendies salvaje
las aldeas del corazón...
ya la indiferencia
todo mi ser contiene,
ya no deseo otra cosa
sino mi derrota
y que tu silencio implacable
aplique el tiro de gracia,
certero y rotundo,
a mi amor moribundo.
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