Poemario de una vida

lunes, 26 de diciembre de 2016

Ubicuo

Tan pronto la tarde es la mañana,
la luna el sol.
Regios los albatros
se mecen al viento
en la cordillera de la sonrisa.
Espliegos liberan su aroma,
perfumando la brisa sin prisa
mientras rebota en el descenso.
El deseo es esquivo,
a la sombra del agua
yace sincopado.
Lejos se desangra la noche,
desgrana el camino
por titanes forjado,
laurel de los tiempos.
Viene a ser impío
y retuerce las hebras
más aún.
En un hilo más fino y delgado
descubre:
su esencia de mar,
su destino no hallado,
su cálculo infinito. 

 ©Miguel Ángel Flórez Rubio

sábado, 17 de diciembre de 2016

Fenecimiento

Con la muerte
caduca el pasaporte,
la saliva rebota
sin lengua que la trague,
los oidos ensordecen
con el cantar de vírgenes
de un inexistente paraíso,
la falacia por todos exultada,
la doctrina persistente,
demoledora y derramada
en la guerra de las ideas,
vasallos del concepto
sin argumento rebatible.
Y luego sólo oscuridad
en las mentes,
en los sentidos,
en las estrellas.

© Miguel Angel Flórez Rubio

martes, 13 de diciembre de 2016

A, Ante, Cabe...

Cabe en mi boca toda la dulzura.
Absoluta.
Cabe en mis ojos toda la hermosura.
Absoluta también.
Cabe en mis manos toda la ternura.
Reverente.
Pero sin amor
la boca queda insípida,
los ojos daltónicos,
las manos paralíticas...

©Miguel Ángel Flórez Rubio

sábado, 10 de diciembre de 2016

Mala Sangre

La sangre de la tristeza es negra
como el negro tizón, como la negra pena.
Remarca las venas
y envenena.
Del alma se cuela en las veredas,
llega donde nada llega.
Es una negra seda
y todo lo que toca quema.
Avanza callada y serena.
¿Quién viene a detenerla? 

©Miguel Ángel Flórez Rubio

viernes, 2 de diciembre de 2016

Zoncera

Disuelve la lluvia la herrumbre,
resbala por los cristales
y trae envuelta en penumbra
aromas de soledades.

No canta sus coplas la alondra
refugiada en los ventanales
y guarda su cabeza bajo el ala
ahuyentando sus calamidades. 

Vigor le falta a la vida
llegadas ciertas edades,
robada mil veces la ilusión,
herido el corazón por miserables. 

Si presentas batalla dicen:
no entres en esos afanes,
tira la toalla, ríndete
y marcha para otros lares. 

La dignidad pisoteada,
los ojos llenos de mares,
avanzas sin rumbo en el mundo
sólo entre tus semejantes. 

©Miguel Ángel Flórez Rubio