Los ácaros son mis mejores amigos
y algunos pájaros que volaron
con Susana.
El nogal me ha prestado sus ramas
para curar la soledad,
siembro nostalgias
y libero los vientos.
Nadie sabe llorar
ya se secaron los ríos,
en las cuevas no vive la lluvia...
esa que empapa la comisura de tus labios
cuando eras niña.
Despierto.
Todo aparenta rezumar la sal
pero nada se mueve en el horizonte.
© Miguel Ángel Flórez Rubio
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