Nunca se rompe la mar,
es una prótesis de titanio
anclada en la arena
y no brilla per se.
Argumentos pesados
voltean sus pensamientos,
voraces ogros de lo nocturno
rapiñan y saquean la existencia
a la vista del observador.
Y en su ceguera se duerme...
©Miguel Ángel Flórez Rubio
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