Poemario de una vida

martes, 14 de mayo de 2024

Agua

Y dejar que el agua corra,
verla pasar llevándose
el deseo
de beber,
de sentir,
de amar.
Navegar por los recuerdos,
sin agua,
y beberse la nostalgia
de un sólo trago,
de golpe,
de una vez
y para siempre.
La última frontera
la crucé en soledad
y aún tengo sed
de vivir,
de morir,
de soñar.

© Miguel Ángel Flórez Rubio 

domingo, 14 de abril de 2024

En otra vida

En otra vida
¿qué habremos sido tú y yo?
Quizás flor y abeja,
montaña y nieve quizás,
lumbre y hogar,
soledad y silencio
o la efímera eternidad
de un beso.

© Miguel Ángel Flórez Rubio 

sábado, 29 de abril de 2023

En el silencio

En el silencio están
todas las respuestas.
Amor y odio
en él se encuentran,
los miedos respiran
el valor los enfrenta,
la calma reina
las tensiones se despejan,
las miradas hablan
los labios tiemblan
y siempre que lo escuchas
la vida suena.

© Miguel Ángel Flórez Rubio

martes, 25 de abril de 2023

Rezuma


Rezuma
esa sensación de abandono,
traída en el viento,
venida o llegada o simplemente muerta
con virutas de rocío seco,
de diáspora contenida
cabe más, cubre más
rezuma más de sal,
esquirla blanca,
blanca esquirla y nieve negra
de la soledad más absoluta,
del silencio más absoluto.
Surge, brota, mana
corriente invisible, inodora repelente
y no lo sabes,
tú no lo sabes pero golpea
despacio y sin ruido nace,
acurrucada en mi vientre,
avocada al ensayo
y resbala
aún sin caminos resbala,
aún sin cuerpo resbala,
sin aire resbala.
Por eso siempre me rodean cuencos,
sin forma y sin fondo,
almenados y conexos.
Por eso la piel y el hueso quebrados
en surcos, arados y sobrios.
Por eso callo y lloro cuando no miras.

© Miguel Ángel Flórez Rubio

martes, 15 de diciembre de 2020

Cruce

Resolver,
ligado a un aroma,
sin remedio y de repente.

De repente un cruce de caminos,
sin remedio hay que decidir
y resolver la incógnita.

La incógnita de su mirada,
la tersura de su caricia,
olvidada algunas veces.

Retenida otras,
almacenada como aroma
en la piel de la memoria.

© Miguel Ángel Flórez Rubio

sábado, 12 de diciembre de 2020

Ir


Si quieres ir,
en pos de su estela,
¡vamos!
el cuerpo no adube
cuando el corazón quiere volar.
Vayamos,
con flores, azules y blancas,
en delantal y despeinados, vayamos.
Mira cómo te llevan las alas,
tus alas,
redondas y valientes.

© Miguel Ángel Flórez Rubio

Dile

Dile que sin sonrisas
la bruma envuelve la arena
y persuade al silencio.

Dile cómo sin brillo
puede nacer una estrella
anudada al recuerdo.

Dile que en las riberas
de surcos dibuja el agua
un continuo amanecer.

Dile que en la madrugada,
si su sueño respira,
con una leve mirada la acaricio.

Dile, por si estoy callado,
que nunca respiro
sin pensar en ella.

Dile, tú que su corazón tocas,
cómo lloran las piedras
cuando estoy lejos.

Dile que para su alegría
sólo mi pensamiento
compone futuros y vive.

Dile que morir es renacer
en las fuentes del origen,
donde se funden las almas.

Dile que siempre soy
llama prendida 
en el ara de mi pecho.

Dile ahora que escucha
tu canto calmado
mecido en el viento.

© Miguel Ángel Flórez Rubio

lunes, 4 de junio de 2018

En mi silencio

En mi silencio te espera
un corazón simple y fuerte
y aunque le venga la muerte
te ama en todas las maneras.

En maraña de enredadera
se confunde hábil mi suerte
no sufre sino por verte,
hallar tu esencia verdadera.

En tu mirada la luz entera
abre paso y tiende puente
para llevarme a tu vera.

Ya estando frente a frente
alzaré una invisible escalera
que alcance tu blanca mente.

© Miguel Ángel Flórez Rubio

martes, 29 de mayo de 2018

Estático

Los ácaros son mis mejores amigos
y algunos pájaros que volaron
con Susana.

El nogal me ha prestado sus ramas
para curar la soledad,
siembro nostalgias
y libero los vientos.

Nadie sabe llorar
ya se secaron los ríos,
en las cuevas no vive la lluvia...
esa que empapa la comisura de tus labios
cuando eras niña.

Despierto.

Todo aparenta rezumar la sal
pero nada se mueve en el horizonte.

© Miguel Ángel Flórez Rubio 

sábado, 26 de mayo de 2018

En las veredas del mar

Alta mar de Luis Cebrian
En las veredas del mar
reciclan mis ojos las lágrimas.
Vagan sin sueños las olas,
en volandas rellenan los huecos
acariciando las orillas.

En las veredas del mar
ribetes de espuma llevan tu nombre.
No sabe la luz de pérdidas,
viene a tañer las almas
encontradas en el mismo tono.

En las veredas del mar
la luna inunda asperezas.
Níveo resplandece el fuego,
abarca el clamor de un amor
en ascuas fragmentado.

En las veredas del mar
suben al aire aromas de tierra.
Licua su esencia la noche,
de sombras se llena mi boca
y bebo su dulce néctar. 

En las veredas del mar
navegan pájaros solitarios.
Surgen gotas milenarias,
rocío sin mácula en tela de araña
rompiendo el olvido.

En las veredas del mar
duerme la diosa anónima.
Bendice y riega mis pretéritos,
los futuros se esparcen
abriendo caminos.

En las veredas del mar
habito cuando soy uno en todo.
Fluye la vida sin esfuerzo,
anidando las semillas
en la cuna del tiempo.

© Miguel Ángel Flórez Rubio