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Alta mar de Luis Cebrian |
En las veredas del mar
reciclan mis ojos las lágrimas.
Vagan sin sueños las olas,
en volandas rellenan los huecos
acariciando las orillas.
En las veredas del mar
ribetes de espuma llevan tu nombre.
No sabe la luz de pérdidas,
viene a tañer las almas
encontradas en el mismo tono.
En las veredas del mar
la luna inunda asperezas.
Níveo resplandece el fuego,
abarca el clamor de un amor
en ascuas fragmentado.
En las veredas del mar
suben al aire aromas de tierra.
Licua su esencia la noche,
de sombras se llena mi boca
y bebo su dulce néctar.
En las veredas del mar
navegan pájaros solitarios.
Surgen gotas milenarias,
rocío sin mácula en tela de araña
rompiendo el olvido.
En las veredas del mar
duerme la diosa anónima.
Bendice y riega mis pretéritos,
los futuros se esparcen
abriendo caminos.
En las veredas del mar
habito cuando soy uno en todo.
Fluye la vida sin esfuerzo,
anidando las semillas
en la cuna del tiempo.
© Miguel Ángel Flórez Rubio